El cuerno de África ( si deseas información básica, entra en este enlace)
A pesar de localizarse en el ecuador terrestre la lluvia en el país es rara, y la mayor parte de Somalia se encuentra en terreno árido semiárido, adecuado tan sólo para el pastoreo nómada que practica más de la mitad de la población. Sólo en unas áreas de lluvias moderadas, en el noroeste y suroeste, donde se encuentran los dos ríos importantes del país, se practica una agricultura de cierta importancia.
«Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todas las personas, pero no para satisfacer su codicia».
Esta es la gran lección que nos transmitió Mahatma Gandhi, pero hemos sido incapaces de aprenderla y ponerla en práctica.
Vivimos en un mundo de abundancia.
Hoy según los últimos datos de la FAO, se produce comida para doce mil millones de personas, cuando en nuestro planeta habitan siete mil millones.
Comida, hay. Entonces, ¿por qué una de cada siete personas en el mundo pasa hambre?
La emergencia alimentaria que afecta a muchas partes de nuestro planeta y en especial a diez millones de personas en el Cuerno de África, ha vuelto a poner de actualidad la fatalidad de una enorme catástrofe.
La situación de hambruna en este lugar no es una novedad. Somalia vive una situación de inseguridad alimentaria desde hace veinte años y periódicamente las medios de comunicación remueven nuestros corazones y nos recuerdan con las imágenes impactantes de esas personas de manera especial la de los niños esqueléticos y cubiertos de moscas, y a pesar de llamarnos «homo sapiens», somos menos humanos que los mismos animales.
El hambre no es una fatalidad que afecta a determinados países.
Las causas son los políticos corruptos comprados por las grandes multinacionales que controlan los recursos naturales (tierra, agua y semillas). Hoy los alimentos se han convertido en una mercancía y su función principal, alimentar a toda la humanidad, ha pasado a un segundo plano.
La mayoría de los medios de comunicación nos señalan a la sequía, con la consiguiente pérdida de cosechas y ganado, como el principal desencadenante de la hambruna del Cuerno de África, pero no nos explican el por qué de la compra masiva de terreno fértil por parte de inversores extranjeros: (Agroindustria, gobiernos, en especial algunos Emiratos Árabes, y fondos especulativos....) que han aprovechado la expulsión de miles de campesinos de sus tierras, disminuyendo su capacidad de autoabastecerse, provocando estas hambrunas y tantos miles de personas muertas.
Así mismo tenemos que recordar que Somalia a pesar de las sequías recurrentes, fue un país autosuficiente en la producción de alimentos hasta los años setenta.
A partir de la década de los ochenta, las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que el país pagara su deuda al Club de París, forzaron la aplicación de medidas de ajuste.
En las medidas que se refieren a la agricultura, impusieron una política de liberación comercial y apertura de mercados, permitiendo la entrada masiva de productos subvencionados, como el arroz y el trigo, de multinacionales agroalimentarias norteamericanas y europeas que empezaron a vender sus productos por debajo de su precio de coste y haciendo una competencia desleal a los productores autóctonos.
La subida del precio de los cereales básicos es el otro elemento señalado por la FAO. como detonante de las hambrunas que está padeciendo el Cuerno de África.
En Somalia el precio del maíz y el sorgo rojo aumentó un 106% en tan solo un año. Un precio que ha convertido estos alimentos en inaccesibles para la población.
Pero, ¿Cuáles son las razones de la escalada de los precios?
Todo apunta una vez más, a la especulación financiera de las grandes multinacionales y a su falta de valores morales y éticos. Para ellos lo mismo que para Hitler, los pobres son los sobrantes del mundo y hay que deshacerse de ellos como sea. La crisis alimentaria a escala global y la hambruna brutal de Somalia, son el resultado de la globalización al servicio de los intereses privados. La cadena de producción y consumo está en manos de unas pocas multinacionales que anteponen sus intereses particulares a las necesidades colectivas, y, que a lo largo de las últimas décadas han erosionado el apoyo de las instituciones financieras, la capacidad de estos países pobres para decidir sus políticas agrícolas y alimentarias.
«El hambre es un problema político y una cuestión de justicia social de redistribución».
«Es un problema de valores morales y éticos de no robar y colonizar de nuevo a los países pobres y de compartir con ellos lo que destruimos en los países ricos».
Si queremos acabar con el hambre en el mundo, es urgente apostar por unas democracias que coloquen en su centro a las personas y a sus necesidades, como nos enseñaron los filósofos griegos.
¡No nos olvidemos de Somalia y gracias a tantas ong´s cuyos miembros están dejando su vida para paliar tanta miseria y tanta muerte!
Autor: Manuel Colino Mateos.
(el subrayado es mío, poco más tengo que añadir, a no ser la vergüenza de constatar cada día que mientras en los llamados "paises desarrollados" sobra de todo, en el resto carecen de lo elemental para sobrevivir, y seguimos sin inmutarnos )
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